Frío si, pero con mesura…

Es cierto que hace nada estábamos hablando de lo útil que resulta tener una neveradonde la comida se mantenga durante más tiempo, pero lo de tomarse las cosas con mesura sirve para todo en esta vida, incluida la cocina. De la misma forma que algunos alimentos necesitan del frío para subsistir en nuestra casa, otros no sólo no lo necesitan, sino que se estropean con él. ¡Pongamos algunos ejemplos!

Muchas frutas, y en especial las tropicales, maduran mejor fuera del frigorífico. Losplátanos se oscurecen y pierden parte de su frescura dentro la nevera, y es mejor dejar quela sandía y el melón maduren en la despensa mientras no estén abiertos. Las nectarinas y los melocotones tampoco agradecen nada el frío, pero al tratarse de un producto bastante perecedero hay que echar mano del sentido común: cuando estés en el supermercado, evita hacer una mega compra que te obligue a copar la nevera durante todo el mes. Con una visita semanal al supermercado conseguirás mantenerlo todo en la despensa y consumirlo antes de que se pase.

En el apartado de hortalizas, ya vimos que esos aguacates que compramos cuando aún estaban duros como una piedra maduran mucho más rápido si los envuelves en papel de periódico y los guardas en un sitio fresco, pero fuera del refrigerador. En cuanto a lostomates, bastante drama es encontrarse con que la mayoría no tienen nada de sabor, para que encima nosotros los estropeemos más haciendo que el frío transforme su pulpa en una masa pastosa e insípida. Las berenjenas y los pimientos tampoco son grandes amantes de las bajas temperaturas. La nevera también daña el almidón de la patata (y la hace más dulce) y estropea las cebollas. Estas últimas sí que deben guardarse en la nevara una vez abiertas, pero dentro de un recipiente tapado, ya que su olor impregna con fuerza lo que tienen alrededor.

Otro error: ningún pan (tampoco el de molde) será igual de bueno después de unas horas de frío que le harán perder esponjosidad y suavidad, y lo transformarán en una miga húmeda. Tampoco le harás ningún bien al jamón serrano (especialmente al ibérico), porque en frío pierde esa capacidad de sudar que lo hace tan rico al paladar. Al queso seco le pasa algo parecido, pero si lo tienes demasiado tiempo fuera de la nevera corres el peligro de que se deshidrate demasiado y quede duro como una piedra. Y en cuanto a los platos ya cocinados, déjalos enfriar al menos un par de horas fuera de la nevera, ya que si los metes al instante el choque del calor con el frío puede hacer que se estropeen.

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